jueves, 30 de mayo de 2013

El automóvil gris

jeremias.blogspot.mx/2011/08/el-automovil-gris.html




domingo, 7 de agosto de 2011


EL AUTOMÓVIL GRIS


El 11 de diciembre de 1919 se estrenó la película El automóvil gris, la primera gran película mexicana, escrita, dirigida y fotografiada por Enrique Rosas. Y fue desde su estreno un éxito rotundo similar a los estrenos de Harry Potter en nuestra época: se estrenó en 20 salas, que parece poco pero consideremos la época: la ciudad de México era entonces apenas un ranchito.

Dicen las crónicas periodísticas de la época que “…ayer fue una gran tarde de toros. Había romerías en los barrios y caravanas en las calles céntricas que se dirigían anhelantes a contemplar el sangriento Automóvil; en los pórticos de los salones se hacían colas esperando la apertura...“ Un anuncio publicado en El Universal decía: “es la película nacional más emocionante, más costosa, la que batirá el récord de interés y la que en su terreno pasará por el mayor número de salones (salas de cine) para que todo el público de la capital pueda ver en pantalla los tan discutidos y famosos crímenes que tan hondamente conmovieron a la sociedad”.

Esta película no sólo es importante porque fue la primer superproducción del cine mexicano y cuyo logro estético y comercial dejó una marca indeleble, sino porque además es un documento que recoge los hechos turbulentos en plena convulsión revolucionaria, cuando tres fuerzas se disputaban el poder de México y de su capital: a veces los carrancistas tomaban el poder, a veces los zapatistas y a veces los Villistas y cada uno tomaba lo que quería y cada uno ponía a circular sus propios billetes que los azorados comerciantes tenían que aceptar con el temor que pronto no valiera ni el papel en el que estaba impreso: “La ciudad andaba enloquecida. Con cada entrada de tropa, cambiaba la moneda. Los acaparadores aparecían como hongos tras la lluvia, y la confusión era brutal. Cada grupo político-militar tenía sus propios billetes. Carranza fue quien comenzó la confusión. En uno de sus primeros decretos ordenó la emisión de papel moneda de cinco, diez y veinte centavos. Eran unos cartoncitos de seis centímetros de largo por tres de ancho que llevaban impreso en el anverso, el escudo nacional y la cifra equivalente a su valor, y en el reverso el emblema de la Justicia con la leyenda ‘Gobierno Constitucional de México’, el número correspondiente a su emisión y la advertencia de ser moneda transitoria”. Fue en esta época que nació la palabra “bilimbiques” para nombrar a estos billetes chafas, “derivado probablemente de un estadounidense llamado William Wynkes, quien también emitió un papel moneda sin respaldo”.

En este periodo turbulento, la ciudad se hundió en el caos sin una autoridad que asumiera el control. Cada bando cantaba para su santo y muchos escudados en el uniforme cometían desmanes y robos.

Fue en esa época que una banda ganó notoriedad por su modus operandi. Vestidos de militares llegaban a las casas de los más ricos con órdenes de cateo de parte de sus jefes para buscar armas. Una vez dentro se dedicaban a embolsarse todo lo que había.

El hecho que sirvió de base argumental para la película sucedió el 26 de abril de 1915 cuando un grupo de militares llegó a la casa del señor Vicente González con una orden de cateo firmada por el general zapatista Amador Salazar, jefe del Cuartel General del Ejército del Sur, y le roban 4 mil pesos y alhajas de poco valor. Las señas de los criminales es que iban en un automóvil gris. La banda cometería más robos hasta que por presiones de las víctimas fueron apresados y fusilados posteriormente. Su jefe, el español avecindado en México, Higinio Granda, también fue apresado pero se libró de ser fusilado. Enrique Rosas fue el único al que se le permitió filmar el hecho.

La película de Rosas (hecha cuatro años después) incluye esta escena, real, bien snuff, del fusilamiento de estos delincuentes. “Fue filmada —dice la página de internet del Tec de Monterrey— originalmente como una serie de doce episodios… Estuvo basada en una serie de crímenes que sacudieron a la sociedad capitalina de 1915, El automóvil gris trajo por primera vez al cine mexicano la experiencia histórica inmediata. En este sentido, la cinta es una de las más contemporáneas de su tiempo, un enorme trabajo de ‘cinéma vérité’ que incluye dos elementos totalmente reales: el inspector Juan Manuel Cabrera interpretándose a sí mismo y la famosa escena final del fusilamiento real de los ladrones”.

La película fue producida por la empresa Azteca Films, propiedad del propio Rosas y la diva Mimí Derba, actriz de zarzuela famosa en esa época, con dinero, se dice, de la Revolución, específicamente, del general Pablo González, postulante a la presidencia.

Llama la atención las declaraciones de Mimi Derba sobre los propósitos de su casa productora: “Hay que pensar en la fuerza con que un argumento y buen desarrollo cinematográfico pueden infiltrar en el ánimo de los observadores, cualidades como la iniciativa, la perseverancia, la energía, la voluntad, etc.” Bien podrían tomar esta lección los dueños de Televisa y TV Azteca para mejorar sus basurientas televisoras.

Yo nada sabía al respecto, tanto de los hechos históricos como de la película de Rosas, sólo tenía noticias vagas de mis lecturas de libros de historia del cine y lo que había escuchado en mis clases de cine en la Universidad, pero sin profundizar. Pero heme aquí que me encontré en mi librería favorita (la tienda de autoservicios cercana) un librito que recién salió a la venta: La banda del automóvil gris, escrito por Agustín Sánchez González. Yo pensé al principio que era una especie de novela en la que se basaba la película. Pero me extrañaba que saliera la foto del autor, una foto muy contemporánea. Pronto descubrí que era un libro entre histórico y ensayístico de ese telón de fondo de la revolución: el caos en la ciudad. De este libro saqué las citas textuales que cité entrecomilladamente arriba.

Resulta que el autor nació en la ciudad de México, en 1956. Es licenciado en Historia por la UNAM y autor de varios libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo. Entre sus obras más destacadas se encuentran La banda del automóvil grisJuárez en tres tiempos7 monerosTerribilísimas historias de crímenes y horrores en la Ciudad de México en el siglo XIX,Historia de un señor que una vez fue grilloEl General en La Bombilla y La nota roja en 1910. Desde hace 15 años es investigador del CENIDIAP/INBA y es uno de los más importantes especialistas en la caricatura mexicana, autor del clásico Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana. Su obra ha sido compilada en varias antologías literarias y ha recibido diversos reconocimientos por su trabajo literario y de investigación, como el segundo lugar del Premio de Crónica Bernal Díaz del Castillo en 2002.

Ahora usted puede ver esta película en su cine favorito: el You Tube. Ahí, en esa magnífica cineteca, está esta joya del cine nacional si bien no en su versión original pues esta fue reeditada y sonorizada en 1933 y vuelta a remasterizar en 1950, versión esta última que está en el You Tube pero que sorprende la calidad y habilidad de este primitivo cineasta que tenían la fuerza, el empuje y la habilidad de tejer una monumental obra fílmica.

Búsquela y disfrútela. Viene en 8 fragmentos, molestos, pero que bien vale nuestra paciencia.

domingo, 26 de mayo de 2013

Una vecindad enorme donde vive la familia Burrón Homenaje a Gabriel Vargas (1915-2010)



Agustín Sánchez González
CENIDIAP, INBA
Revista BiCentenario #15
 
Si México no existiera, Gabriel Vargas lo habría inventado. Vargas vivió noventa y cinco años; dedicó casi ochenta al oficio de dibujante, de humorista gráfico. Fue un niño precoz que desde los 16 años ya estaba en los principales diarios mexicanos.
Fue el creador de un grandioso universo, una comedia humana: La Familia Burrón, una de las más expresivas crónicas gráficas, que expresa y refleja la vida cotidiana mexicana a través de una número vecindad ubicada en el callejón del Cuajo.
La Familia Burrón es un fenómeno dentro de la historieta universal; durante más de treinta años, llegó a tirar medio millón de ejemplares y cada uno de ellos era leído por cuatro personas y así, dos millones de mexicanos se deleitaban con estas historias.
Desde niño, Vargas no soñaba otra cosa más que en dibujar. Autodidacta, sólo terminó la educación básica. Apenas entró al primer año, lo pasaron al tercer grado; era un niño lector que devoraba libros, gracias a que su mamá le inculcó ese amor por las letras. Antes de los diez años había leído El Quijote y muchas otras lecturas clásicas.
A los trece años ganó un premio mundial de dibujo en Osaka, Japón; a los quince realizó un esplendido dibujo, el desfile que conmemoraba el “Día del Tráfico”, donde captó más de 5,000 personajes. No es una caricatura de la ciudad, es un dibujo inusual que aun denota los trazos nerviosos e inocentes, pero que ya recogen la aguda observación del cronista visual, del hombre que va a retratar a la sociedad mexicana del siglo XX. El dibujo original es una larga tira que mide sesenta centímetros de ancho por ciento sesenta de largo.
Su obra puede entenderse mejor con ese dibujo. Emociona el trazo inocente de un joven que durante varias décadas ha influido en la sociedad mexicana. La historia, y la vida, también, pueden entenderse mejor con la caricatura. A los 17 años comenzó a trabajar profesionalmente en el periódico Excélsior, el decano de la prensa mexicana, y a los 21 realizó su primera historieta: La vida de Cristo. Un año después debutó como humorista gráfico con una tira llamadaVirola y Piolita. Su mayor éxito ocurrió con Los Superlocos, cuyo protagonista, Jilemón Metralla y Bomba, se convirtió en el antihéroe ideal por excelencia. Es un vividor, un cínico que logra generar un humor fresco, en donde alcanza un momento de clímax en la historieta mexicana que, al igual que el cine de entonces, entra en su mejor época.
Jilemón Metralla y Bomba forma parte de una historieta para iniciados pues pocos mexicanos la conocieron ya que, tras la aparición de La Familia Burrón, jamás volvió a imprimirse. En 1948, le apostaron a Vargas realizar una historieta en la que una mujer fuera la protagonista. Quien lo hizo, perdió, entre otras cosas, porque no conocía la obra de Vargas, que tenía historietas como Purita Vaca Las del doce, en donde las mujeres tienen un destacado papel. Así nació La Familia Burrón, una peculiar historieta compuesta por el matrimonio de un peluquero pobre, don Regino Burrón, y su esposa, la aristócrata venida a menos, Borola Tacuche, así como sus dos tlaconetes: el Tejocote, Regino chico, Macuca y Foforito Cantarranas, hijo adoptivo, a quien recibieron de manos de don Susano Cantarranas.
El apellido Burrón se debe a que Vargas pensaba que los personajes nunca lograban realizar lo que querían a pesar de no ser tontos; está batalle y batalle y nunca prospera, es un burro, es un burrón. Así, don Regino no es tonto, pero como siguió la misma cosa de su papá, peluquero y peluquero, es un burro, relató en una entrevista a la escritora Elena Poniatowska.
Cuando le preguntaron a Gabriel Vargas cuántos números aparecieron, dijo:
¡Uyyyy! Han de haber salido miles. Ya ni me acuerdo. ¿Se imagina en 40 años lo que hice? Durante 18 años trabajé una página diaria en El Sol de México: media página en el matutino y media en el vespertino. Después, en Excélsior, durante doce o trece años hice “Sopa de perico” y una bola de cosas que ya ni me acuerdo. Además, cientos de historietas pequeñas...
Tras el fin de la empresa que lo editaba, la Cadena García Valseca, Vargas decidió marchar por su propia ruta y fundó con su esposa, la reportera Guadalupe Appendini, su propio sello editorial GyG (de Guadalupe y Gabriel) El 15 de septiembre de 1978, apareció el ejemplar número 1 de la segunda época: Borola para diputado.
Los monigotes de Gabriel Vargas, como él los llamaba, se convirtieron en uno de los íconos culturales mexicanos; es una manifestación artística que permite infinidad de lecturas. Su trabajo se inscribe en la crítica social, en la observación de la vida cotidiana, en el retrato de un país; en la comedia humana que reproduce está inmersa la tragicomedia mexicana, la estética de lo cotidiano, la microhistoria de la vida de vecindad, bajo el infierno y el cielo de México-Tenochtitlán, y que en pleno siglo XX es dibujado en tinta china.
La ciudad que trazó, y que asumió como propia, es una urbe con su propio dialecto, con un lenguaje chilango, un poco furris, un poco elegante. Ese microcosmos, convertido en la más grande ciudad del mundo permitió a Vargas tener argumentos durante cerca de mil números y más de ciento veinte mil dibujos. En la serie participaron alrededor de sesenta personajes, donde destacan la familia protagonista, pero hay más: Ruperto Tacuche, Cristeta Tacuche, Boba Licona, Susano Cantarranas, La divina Chuy, Briagoberto Memelas, Juanón Teporochas, Avelino Pilongano, Gamucita Pericocha viuda de Pilongano, etc., sin contar los personajes incidentales, como: Leontino Pantoja, Dodó Cucuruché, Imeldo Cascajo, Onofre Cabañas, Melitón Chagoya, Betina Berrones.

lunes, 13 de mayo de 2013


El @MUNAEMexico presenta, La línea que definió el arte mexicano, homenaje a José Guadalupe Posada // hasta el 28 de julio

Julio Cesar

Este año, el Museo Nacional de la Estampa conmemora 100 años del fallecimiento del grabador y caricaturistaJose Guadalupe Posada con la exposición titulada “La línea que definió el arte mexicano“. El artista originario de Aguascalientes, es conocido por sus ilustraciones costumbristas, llenas de folclor mexicano y por sus imagenes de calaveras, entre las que destaca “La Catrina” que también cumple 100 años.
Te invitamos a que te des una vuelta por el Munae este mes, en el que se presenta un proyecto ambicioso que pretende honrar la memoria de una de las cumbres del grabado nacional e internacional, el maestro José Guadalupe Posada, que recientemente cumplió 100 años de muerto. La expo presenta poco más de de 400 piezas originales que icluyen litografías, grabados, diarios de la época, estampas, etc. 
La presente exposición fue curada por el escritor y periodista Agustín Sánchez González, que también es investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información en Artes Plásticas del INBA, y es uno de los principales especialistas en la materia.
José Guadalupe trabajó como ilustrador de periódicos y de pronto dio un brinco como un extraordinario dibujante, aunque muchas veces con técnicas contrarias a las reglas de la pintura mexicana, aunque su fuerte siempre fueros sus habilidades en el grabado y sobre todo, en una nueva técnica más burda y vigorosa: la litografía. También fue uno de los mejores en el grabado sobre metal.
Durantes su fructífera trayectoria realizó ilustraciones y caricaturas políticas en varias imprentas y algunos periódicos; esas creaciones le costaron ser perseguido y atacado debido a que su temática principal se enfocaba en hacer crítica y denuncia de atrocidades e injusticias cometidas por los regímenes que gobernaban el país.
“La línea que definió el arte mexicano estará abierta al público en el Museo Nacional de Arte, ubicado en Av. Hidalgo 39, Plaza de la Santa Veracruz, en el Centro Histórico. Los horarios son de martes a domingo de 10 am a 6 pm.  

Comentarios

domingo, 12 de mayo de 2013

El legado del Brigadier





Laberinto
Suplemento cultural del periódico Milenio
EL LEGADO DEL BRIGADIER
Por: Agustín Sánchez González



Calificado en el mundo como uno de los más importantes humoristas gráficos, Antonio Arias Bernal es uno de esos artistas poco conocidos en la caricatura y el arte mexicano.
El Brigadier, como le llamaban, nació en Aguascalientes, el 13 de mayo de 1913. Resulta curioso: vino al mundo unos cien días después de que falleciera otro grande nacido en aquella ciudad: José Guadalupe Posada.

En su ciudad natal, Antonio pintaba los ataúdes de la funeraria de su padre. Desde niño tenía una obsesión por dibujar todo. Así que se marchó a la Ciudad de México muy joven y empezó una carrera por innumerables medios y se convirtió, por derecho propio, en una de las grandes estrellas de la caricatura, a pesar de que, por entonces, existía un grupo de personajes de la talla de Ernesto García Cabral o Andrés Audiffred.

Aunque la idea de Arias Bernal era estudiar pintura en la Academia de San Carlos, solo pasó un año por ahí. En cuanto pisó el suelo capitalino, se embarcó en una aventura periodística a través de la caricatura y la bohemia.
No cumplía veinte años cuando ya destacaba en diversos medios, como el semanario Hogar; después estuvo en revistas como Mujeres, Rotofoto, Todo, México al día, VEA. Semanario moderno Lux, órgano del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Antonio Arias Bernal transitó por una diversidad de publicaciones, algunas tan disímbolas entre sí, como Realidades Lux, una conservadora y la otra de un sindicato (entonces) de izquierda y combativo (nada que ver con el liquidado y corrupto de hoy).
En otras como VEA, una de las primeras publicaciones en sepia que mostró sin prejuicio alguno el hermoso cuerpo humano desnudo, ilustró los versos populares de Carlos Rivas Larrauri, poeta popular, autor del libro Del arrabal: rimas vernáculas.
El Brigadier dejó constancia de su calidad y conocimiento de la picaresca política mexicana. Fue director artístico de una de las revistas emblemáticas en la historia del humor gráfico: Don Timorato, dirigida por Jorge Piñó Sandoval y a la que tuvieron acceso prácticamente todos los caricaturistas que destacaron en la segunda mitad del siglo XX y que abrió sus páginas a jóvenes como Rafael Freyre, Jorge Carreño, Abel Quezada y Alberto Isaac, que convivieron con algunos caricaturistas que llevaban un trecho en ese negocio como Guerrero Edwards y, además, donde también mostraron su talento exiliados españoles como Lucio López Rey o Ras y el catalán Tisner. Don Timorato fue una revista ajena a las capillas y que dio cabida a todos los moneros de entonces.

Al contrario de ese trabajo colectivo, El Brigadier se embarcó en un trabajo solitario en una excepcional revista:Don Ferruco, un semanario de formato pequeño, dedicado enteramente a criticar al candidato, y después presidente, Adolfo Ruiz Cortines. En esta pequeña gran revista, Arias Bernal se empeño en satirizar la descomposición política que se notaba cada día más, los cacicazgos, el autoritarismo y la ceguera presidencial. Además, hacía eco de la burla popular a la avanzada edad del presidente.
En Don Ferruco, Arias Bernal realizaba todas las caricaturas y escribía, aparentemente, todos los textos. Con un sentido crítico, y críptico, sutilmente hizo suyo el rumor de que Ruiz Cortines había participado como aliado de los gringos durante la intervención norteamericana en Veracruz, en 1914.
Antes de Don Ferruco, con dos de sus amigos, el poeta Renato Leduc y el, desde entonces, joven erudito y caricaturista también, Raúl Prieto, hizo la revista El Apretado, sumándose al clamor de evitar la reelección de Miguel Alemán quien soñaba con convertirse en el nuevo y eterno presidente.
Fue impresionante el ritmo de trabajo que mantuvo siempre: a la lista de medios que he mencionado, hay que sumar El Serrotes y El Fufurufu, publicaciones donde dejó plasmada su calidad estética. En el primero, satiriza la candidatura de Ezequiel Padilla, uno de los primeros opositores al sistema, aunque proveniente del propio sistema que lo hizo tambalear y al que, con sus cartones, Arias Bernal intentó desinflar.
Más allá de las obras mencionadas, es en los semanarios Presente, Hoy, Mañana y Siempre! donde le reconocen su gran calidad y perseverancia.
Presente fue una revista excepcional e innovadora, considerada como una de las publicaciones más importantes en la historia del periodismo nacional. Contaba con grandes plumas, sumamente críticas, como Renato Leduc, Magdalena Mondragón, Tomás Perrín y Margarita Michelena, entre otros, al lado de caricaturistas como Abel Quezada y Ángel Zamarripa.
En cada publicación en que participó, Arias Bernal dejó una honda huella, sus portadas llenas de un colorido que dan el toque exacto del humor y que inauguran, además, una forma de ilustrar la realidad. En Hoy yMañana, por ejemplo, la temática antifascista lo convirtió en uno de los caricaturistas más valiosos del mundo y su visión satírica generó conciencia acerca de la maldad de fascismo y de los peligros que se cernían sobre el mundo.
De hecho, gracias a esta visión (y a la gran calidad de su obra) en 1952 le fue otorgado uno de los más antiguos galardones del periodismo, el Premio María Cabot, concedido por la Universidad de Columbia, siendo el único caricaturista mexicano que lo ha obtenido; antes de él solo se otorgó a los directores de Excélsior y El Universal.
Arias Bernal fue un hombre sumamente preparado, con una clara visión estética y un conocimiento de las actitudes y la hipocresía del poder.
Supo desnudar al totalitarismo soviético y chino, equiparándolo con el nazismo, hecho que nunca le perdonaron caricaturistas que se dicen de izquierda aunque cobren con la derecha.
Sus imágenes de Don Quijote de la Mancha en las portadas de la revista Siempre!, debieran recogerse en un álbum pues tienen una calidad estética excepcional.
Como los héroes, Antonio Arias Bernal murió joven, tenía 47 años y una carrera ascendente. Se fue un día antes de terminar el año de 1960. A su muerte, el periodismo nacional convocó al duelo porque el Brigadier era de todos.
El centenario del nacimiento de Antonio Arias Bernal debería ser celebrado en estos días. Sin embargo, tendrá que esperar a que las autoridades culturales de Aguascalientes se enteren de esta importante fecha y puedan entender su grandeza y el orgullo de que un hombre así haya nacido en esas tierras. Que su gremio, tan dividido y poco afecto a reconocer la calidad del otro, se entere de su grandeza y del importante papel satírico que jugó en contra del nazismo (que fue una de las grandes maldiciones del mundo) y al que se enfrentó con vehemencia, por no hacer menos la crítica que dejó del poder político y de la propia sociedad mexicana.
El Brigadier nos legó una imagen, sin careta alguna, para estudiar y entender lo que es nuestro país, lo que somos y hasta lo que nunca podremos ser.


ADIÓS querido Ziraldo

 El 6 de abril falleció uno de los grandes caricaturistas de este mundo: Ziraldo Alves Pinto, que firmaba como Ziraldo, Premio Quevedos, 200...